Cómo usar un blog para vender más (y mejor)

Por Ernesto Jiménez

Los blogs han muerto. Esta es una frase que se difundió como una enfermedad contagiosa hace algunos años cuando la fiebre de tener un blog se disipaba y las redes sociales aún no tenían el éxito que tienen hoy. Suele ocurrir que aquello que se da por muerto de forma apocalíptica (el libro ha muerto, el vinilo ha muerto…) está lejos de morir efectivamente. De hecho nadie duda de la importancia de los blogs para desarrollar la marca de las empresas y los profesionales en internet.Es imprescindible tener presencia en las redes sociales pero también empieza a serlo el reunir los contenidos en nuestro propio sitio. A los buscadores les gusta que publiquemos contenido nuevo y de calidad de forma regular. ¿Qué estructura responde mejor a este comportamiento? Exacto, el blog.Antes de que salgas corriendo a una nueva pestaña para crear tu blog, vamos a echar un vistazo a algunos puntos que pueden serte de utilidad para aumentar tus ventas (y no olvides vigilar la seguridad de tu blog).

1. El usuario está cansado de la publicidad, quiere contenidos

No conozco a nadie que busque publicidad en internet (solo los redactores o los creativos publicitarios). Venimos a la red, en primer lugar, para encontrar una solución a un problema, a entretenernos, a aprender. Si en este proceso encontramos algún servicio/producto que nos interesa probablemente lo guardaremos (en favoritos, lo enviaremos por correo, lo compartiremos en redes o, sencillamente, lo guardamos «mentalmente») y quizá en otra futura visita acabemos comprando.

2. No vendas la moto

No se trata de que acabes cada artículo con frases como «…y después de todo esto, puedes comprar mi producto/servicio que te servirá para esto de lo que hemos hablado». El usuario saldrá corriendo de tu sitio en cuanto huela que intentas venderle la moto. En cierto modo puede sentirse traicionado. Ha estado interesado en tu contenido hasta el final. Se está construyendo una buena imagen de tu producto y servicio hasta que… intentas vendérselo.

3. Cuidado con el autobombo (la regla 10/1)

El autobombo es odioso Por otro lado, está claro que tarde o temprano deberemos hablar de nuestro producto o servicio («he venido a hablar de mi libro»). Al fin y al cabo es lo que paga las facturas. Se ha hablado mucho de la regla 10/1 y no está nada mal. De cada diez publicaciones que compartamos con nuestros lectores podemos publicar una específica sobre lo que queremos vender sin que nuestro invitado sienta que está en un mercadillo.

4. Ubica una llamada a la acción

No se trata tampoco de intentar vender de forma encubierta. Una vez que publicamos contenido que creemos de utilidad para nuestros lectores podemos (y debemos) facilitarle el camino en caso de quisiera ponerse en contacto con nosotros o hacerse directamente con nuestro producto/servicio. Para eso tiramos de diseño y creamos recursos que no estorben pero que sean claramente visibles y que permitan a nuestro visitante «hacer algo» en nuestro blog: mandar un correo, pedir información, solicitar un presupuesto, comprar un producto…

5. Mide, mide, mide y corrige

Si quieres mejorar la venta a través de tu blog tendrás que medir. Mucho. Asignar valores a los objetivos, analizar desde qué fuentes de tráfico obtienes más conversiones, descubrir qué temas son los más que interesan a tus lectores… Hay mucha literatura muy buena al respecto. Lee todo lo que puedas y mide.

6. Paciencia

Lo hemos oído mil veces: los resultados de un blog se obtienen después de un largo tiempo de actividad. Los buscadores tardan en evaluar nuestro contenido. Además no lo tendrán como relevante hasta que no llevemos varios meses escribiendo. La inmensa mayoría de blogs mueren –ahora sí– antes de cumplir un año. Por eso Google y compañía tardarán en dar importancia a nuestros posts, no les hace gracia tener en los primeros puestos de sus resultados páginas que llevan años sin actividad.En resumen, un blog debería ser, ante todo, una actividad altruista, construir un medio para compartir nuestro conocimiento. Los beneficios serán cuantiosos desde el primer momento: escribir sobre nuestro campo nos obligará a estar pendientes de las novedades, a formarnos de manera continua y nos pondrá en contacto con otros profesionales. Las ventas también vendrán pero no debemos dejar que este objetivo último nos impida disfrutar del proceso.

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