La creatividad tiene algo de andar por la cuerda floja. O de salto al vacío. Decía Julia Cameron: «Salta y la red aparecerá». Es un acto de fe. De creer en uno mismo.
Para cultivar tu creatividad necesitas creer en tus capacidades. Sentir que puedes crear. Luego debes ser capaz de defender tu idea, exponerla ante tus compañeros, jefes, clientes o agencias colaboradoras. Todo esto require que tengas confianza en ti.
Creatividad y confianza son dos conceptos relacionados, dos caras de la misma moneda. La confianza en ti te da la seguridad necesaria para experimentar y para equivocarte sin complejos. Te da permiso para jugar.
Julia Cameron explora el asunto del bloqueo creativo en The Artist’s Way, y bajo este bloqueo está la sombra de la falta de confianza en uno mismo. Desde los mensajes que hemos oído desde pequeños («dedícate a cosas importantes, eso son tonterías, etc») a los miedos a equivocarnos de adultos, todo tiene que ver con un problema común: la falta de confianza.
La escritora Ursula K Le Guin hablaba de la confianza que necesita quien quiere escribir una historia. Decía que antes de confiar en lo que vas a contar debes confiar en ti mismo. Ante de empezar a escribir no hay ni historia ni lector. Solo estás tú. Y debes confiar en ti.
En su ensayo Cuestión de confianza, dice:
Un escritor necesita una habitación propia para escribir, no una habitación llena de críticos imaginarios que le miren por encima del hombro cuestionando cada palabra que escribe.
Para confiar en tus ideas, debe haber un trabajo previo, una fase anterior de planteamiento.
Ursula K Le Guin aconseja: “no te apresures. Permanece alerta pero paciente. No corras al ordenador a escribir. Deja que la historia se acerque a ti”. Está hablando de escribir historias pero lo podemos aplicar a cualquier actividad creativa. No se trata de llevarlo todo pensado hasta el mínimo detalle. La clave está en madurar la idea para confiar en ella.
Repetición, hábitos e identidad
La repetición proporciona confianza. Si haces algo a menudo sentirás seguridad. James Clear describe la relación entre hábitos y la imagen que tenemos de nosotros mismos.
Esa autoimagen ES la confianza propia. Cuanto más repites una conducta, más refuerzas la identidad asociada con dicha conducta. Cuando haces una actividad creativa todos los días, encarnas la identidad de una persona creativa. Cambia tu autoimagen, y tu confianza crece.
Todos hacemos una cosa que amenaza a nuestra confianza: nos comparamos continuamente. Comparamos el primer borrador de una idea o contenido con obras terminadas y creemos que lo que hemos hecho no sirve. Y, spoiler: no sirve. ¡Porque es un primer borrador! A menos que seas un genio o que tengas unos estándares de calidad muy bajos debes seguir trabajando la idea, el texto, lo que sea que estés haciendo.
En Creative Confidence, Tom y David Kelley recomiendan dejar las comparaciones a un lado. Cuando la gente no se siente segura no da lo mejor de sí. Pasa que si no sientes el respeto de tus compañeros y tus jefes empiezas a preocuparte más por lo que los demás piensan de ti. Y ya sabemos que estos juicios, reales o no, internos o externos son fatales para fluir libremente que es, al final, el requisito principal para la creatividad.
Referencias
Cameron, Julia. The Artist’s Way. Penguin Random House, 2016.
K. Le Guin, Ursula. Contar es escuchar. Círculo de Tiza, 2017.
Kelley, Tom, y David Kelley. Creative Confidence: Unleashing the Creative Potential Within Us All. William Collins, 2013.
Clear, James. Hábitos atómicos. Ediciones Culturales Paidós, 2020.
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