Los peligros de trabajar desde casa

Por Ernesto Jiménez

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Trabajar desde casa: mi escritorio

Mi escritorio. Mi lugar para trabajar desde casa.[/caption]Recientemente he pasado de trabajar en una oficina a trabajar desde casa como diseñador freelance. Mi rutina ha cambiado radicalmente. Antes tenía compañeros, tomaba café en una cafetería cercana, me daba el aire, tenía más momentos para desconectar, para descomprimir la cabina. Además cambiaba de escenario, tenía un lugar para trabajar, otro en el que hacía mi vida y descansaba y otro en el que disfrutaba de mi tiempo de ocio. Creo que estas condiciones ayudaban a gestionar mejor el estrés. Además iba en bici hasta el centro, algo más de nueve kilómetros cada día, que no es mucho pero desde luego no podía decirse que llevara una vida sedentaria.Ahora, trabajando desde casa, no hago grandes desplazamientos en bici –deberían encerrarme si fuera en bici de la cocina a la habitación en la que diseño, mi casa es pequeña–, ni tengo compañeros de trabajo con los que bromear o discutir, ni me despejo en las escapadas a la cafetería.He conseguido identificar una serie de grandes peligros que acechan al que trabaja desde casa. A saber:

  • Pijamitis aguda, gran enfermedad por la que el que la padece vive siempre en pijama, de la cama al ordenador así, sin preliminares. ¿Te sentirás con autoridad para defender tu trabajo con un cliente hablando con él por teléfono en pijama? Trabajar, mejor vestido.
  • Otro peligro es el de convertirte en diseñador/amo de casa. Preparas un boceto de un sitio web, lo mandas al cliente y mientras esperas su respuesta aprovechas para hacer la cama, fregar el desayuno, poner una lavadora… Mal. Esto no. Márcate un horario de trabajo y respétalo escrupulosamente. Esto es sagrado.
  • No desconectar nunca también es muy peligroso. Has terminado de cenar, estás en el sofá descansando, leyendo o viendo la tele, pero el ordenador está ahí y TODO el material está ahí, al alcance de la mano. Recibes un correo, lo lees en el móvil, es un cliente que te pide algo, es una tarea sencilla y claro, solo será un minuto… Mal otra vez. Ponte una hora de fin de la jornada e intenta cumplirla siempre –por supuesto que habrá excepciones pero intenta que sea la norma.
  • No te aísles ni te enclaustres. Pasarás días de trabajo sin ver a nadie que no sean las personas que viven contigo. Esto te dará la sensación de que el mundo gira sin ti. Las redes sociales ayudan a conectar con otros diseñadores y con clientes pero no hay nada como el contacto real. Sal a la calle. Haz una pausa a media mañana y ve a tomar el café fuera. Y de paso te vistes si no lo habías hecho.

Por supuesto todo tiene su lado positivo. Si consigues evitar estos peligros son muchas las ventajas de trabajar desde casa: flexibilidad, trabajar por objetivos sin estar atado a un número de horas frente a la pantalla aumenta la productividad, comodidad, ahorras tiempo en desplazamientos… Al final es cuestión de ser un poco más exigentes en la organización. Pensaba que me iba a costar más pero, de momento, me estoy organizando bien. Si algún día me subo a la bici para dar vueltas por el salón, sabré que ha llegado la hora de hacer coworking.

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